Hay algo que se te mete dentro, al leer a Isak Dinesen: el clima. Con El festín de Babette te llenas de nubes oscuras, te vuelves fría y gris y precipitas. Pero hacia el final, por unos instantes, te atraviesa algo dorado que te abre hasta que rezumas pulpa, hielo, carbón. Luego te cierras sin sospechar que la ausencia es un cierre que sólo la literatura permite soportar.
Eva Baltasar
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El Festín De Babette
Este libro es una noche de sábado de las que empiezan bien y terminan mejor. Aún hoy tengo sus personajes en la mente. Papá y mamá me fascinan, quiero que sean míos, que me hagan judía, que abusen de la transparencia que llevo en la mirada, como hicieron con Alexander Portnoy.
Eva Baltasar
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El Mal De Portnoy
Cuando me harto de leer poesía porque la poesía, en lo que leo, me parece más bien un cubrecamas que un sustrato, vuelvo a R. S. Thomas, mi querido pastor anglicano galés. Es de los pocos poetas que conozco capaces de levantar con sus palabras mi fe en la poesía, mis dudas para con dios.
Eva Baltasar
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No Hi Ha Treva Per A Les Fúries
Mi cita anual, mi Quijote particular. Leer a Rodoreda es no poder evitar prenderte a las palabras, sentirte un virus que las invade y se arrastra y se multiplica y se rabea en todas y cada una de ellas, en cada imagen, en cada frase, en cada construcción.
Eva Baltasar
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La Plaça Del Diamant
Un libro que compara una tarde con el centro de un pastel que no resultó. La prosa de Carson McCullers te llena como con un embudo, se te mete en el cuerpo por la boca, por los ojos, por la nariz, ocupa tu cabeza con dulzura y sin avisar, hasta que empiezas a creer que tú eres Frankie, que hubo un verano, en tu adolescencia, donde te hundías en las tardes como un dedo en un pastel que nunca resultó.
Eva Baltasar
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Frankie Addams
Walden es un puño llamando insistentemente contra las puertas del cuerpo y del espíritu. ¿Quién se levantó, dentro de mí? ¿Quién recibió la crónica de un simple ser-en-el-mundo, siéndolo con pasión? No fui yo, esta mujer discreta de apariencia civilizada. Fue una lectora interior, alguien que habita sentada en uno de los órganos de mi digestión: el instinto atemporal de huida y soledad, presencia e integración.
Eva Baltasar
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Walden
Da igual lo que leas de Marguerite Duras, te obliga a enamorarte. Harías cosas con sus frases, como metértelas bien adentro, pudrirte hasta demostrar que las suyas son un hueso blanquísimo, incorruptible, pensado para durar.
Eva Baltasar
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El Dolor
Lo que opina Eva Baltasar