Además de estar de moda (a veces
parece que eso resta), este filósofo es siempre revelador. De sus
ensayos me quedo con este, por ser especialmente pertinente en
tiempos pandémicos, en los que lo ritual está tan amenazado.
Vislumbra una sociedad de seres hiperconectados pero aislados. Él no
aborda la cuestión del teatro, pero es muy clarificador en cuanto a
la relevancia de la comunión teatral.
Mayorga es sin duda uno de nuestros
grandes dramaturgos. Tuve la suerte de tenerle de profesor cuando
estudiaba la carrera de Dramaturgia en la RESAD. Su mirada es
especialmente incisiva y me ayudó mucho a vislumbrar el camino que
yo quería recorrer, no solo las posibilidades de la escritura sino
también la naturaleza de nuestro oficio: el rol del dramaturgo en la
ciudad, en su entorno.
Adoro todo lo que ella representa y ese
estilo suyo tan gozoso que reconozco también en Marta Sanz, otra
autora que me encanta. Esta novela cuenta la historia de una amistad
entre dos mujeres a través de relatos alternos. Es en realidad una
novela epistolar, que anticipaba un enfoque muy concreto a la hora de
retratar personajes femeninos, un tipo de honestidad que me cautiva.
Esta novela es muy importante para
mucha gente, también para mí. Me resultaba muy cercana en muchos
aspectos y la he podido compartir a fondo con algunos de mis amigos.
Hermosa y devastadora, creo que tiene la capacidad de desnudar a todo
el que pasa por ella.
La propia figura de Sontag me fascina:
representa esa modernidad tan específicamente estadounidense, tan
lúcida y a la vez tan accesible. Parece una historia de la
fotografía pero en realidad es un ensayo sobre el ser humano
contemporáneo a través de su relación con la cámara.
Lo que opina Lucía Carballal